Charles
Baudelaire escribió un poema aburrido y hermoso donde explicaba sus principales
influencias (http://www.lamaquinadeltiempo.com/poemas/baudelai01.htm)
Era bonito,
si, pero aburrido. Me pase un día entero buscando las obras a las que creo que
se refería en el poema solo para entenderle mejor, yo hago esas cosas, no se
porqué, y saque la conclusión de que me sería más útil encontrar mis propio
faros en el poema. Así que eso hice. Escribí en los márgenes del libro las
obras que creo que le gustaron a él y las que creo que me gustan a mí. Si
hubiera estado vivo, es posible que discutiéramos mucho. Somos ligeramente
incompatibles.
Me gusta
conocer al autor. Sobre todo cuando me gusta. Pero me llevó a pensar cuales son
mis faros. Que me hacía a mi inspirarme y ser quien soy. Asique a continuación
me propongo aburrirte con mis mayores influencias. Yuuuupiiiii
Cuando era
pequeña mi mayor y casi única influencia fue la música. Estaba enamorada de la
música rock adolescente que juntaba a chicas con un gusto horrible por la ropa
y mano izquierda con el maquillaje.
Avril
Lavigne con su “Under my skin” fue quizá la propulsora de mi vida y la que me
hizo entender que no hay chicas malas y buenas. También hay chicas a las que
les da asco la vida y piensan que todo es una mierda y que por eso tienen que
decírselo a todos.
Yo siempre
fui así. Pensaba que todo era una caca de vaca (era pequeña e incluso decir
mierda me sonaba fuerte) y que todos estaban equivocados siendo felices.
Sin duda
alguna la música me influyó soberanamente. Como también lo hicieron unas
señoritas llamadas “The Runaways”
Estas
mujeres me enseñaron que no hacia falta ser mona y atolondrada si no que podía
gritar y expresar mi opinión sin que me importara una caca (aun muy joven) lo
que dijeran de mi. Podía salir a la calle en pijama pretendiendo que era Cherie
Currie en su gira por Japón, o cantar a grito pelado desde el fondo de una
fiesta para niñas guapas sin importarme nada de o que piensen pues mi canción
estaba sonando.
Pero Joan
Jett me robó el corazón. Estaba enamorada de ella pero no tanto como para
aprender a tocar la guitarra. Me encantaba que fuera tan masculina y machorra y
que montara una banda con su nombre delante “Joan Jett and The Blackhearts”.
Creo que fue
ella quien me demostró que hace falta tener mala leche para triunfar.
Pero entre
tanta mujer se coló… ¿Un hombre?
No estoy
segura como calificar a Marilyn Manson.
La etapa más
preocupante para mi madre y profesores fue cuando iba por ahí escuchando “this
is the new shit” y sobre todo cuando empecé a cantar los coros. Así, sin
anestesia, iba por ahí gritando “Esta es la nueva mierda, violencia, violencia,
sangre y pánico”
Marilyn para
mi era mi hombre. Mi amor oscuro. Mi vampiro horripilante que venía todas las
noches a hacer dios sabe qué mientras yo dormía.
Me enseñó
una cantidad ingente de palabrotas y a no tenerlas miedo.
Pero lo que
realmente me marcó de él fue una entrevista.
Yo había
oído hablar de sus burradas en los conciertos, le había visto gritar “que os
jodan” a sus fans y le había oído relatar las asquerosidades que hacía pero
nunca, nunca munca me impactó tanto como descubrir que el tío era inteligente.
Cuando la
matanza de Columbine explotó y Michael Moore le hizo una entrevista, me quedé
en shock escuchando a Marilyn hablar de
política, sobre la opinión pública y de como cree que es razonable que sea él
el causante de dicha masacre.
Era
inteligente, hablaba despacio y tranquilo, comprensivo y razonable. Estirado en
la silla, maquillado a su estilo con dos lentillas de colores y una pierna
subida en el sillón adornada con un enorme plataforma, me demostró lo
importante de los “porqués”
Me enamoró.
Caí rendida ante sus pies y desde luego que perdí la cabeza.
A partir de
ese momento comencé una campaña de concienciación e intenté persuadir a la
gente de que Marilyn Manson no es lo que parece. Es un bruto y un guarro pero
lo es por una razón.
Y ahí es
donde entran los “porqués”. Me di cuenta de que no se puedes estar enfadado con
el mundo sin más, tienes que tener razón de peso para protestar y por supuesto
para defenderse y cuando te quejes, explicar el porqué de ese razonamiento.
Así es como
me influyó Manson. Comencé a concienciarme a mi misma sobre el mundo, sobre la
sociedad, la historia y en general cultivar mi mente para demostrar porque la
vida es una mierda y porque “This is the new shit” no es más que una
demostración del consumismo exacerbado de la sociedad y de cómo consumimos mierdas
(ya soy madura y puedo usar mierda como me plazca) solo porque las vemos por la
tele.
Escribiendo
esto me parece curioso cómo me ha influido Manson y como se supone que ha
influido a los chicos de Columbine.
A ellos,
unos chicos marginales que no tenían más que la música y a ellos mismos,
exactamente como yo, eligieron masacrar a sus compañeros, mientras que yo, con
esa misma música decidí cultivar mi mente.
¿Y qué nos
diferencia, para crear esas dos ramificaciones tan distintas? Bueno, mi país no
estaba en guerra.
Manson
siempre ha estado en mi vida. Es de las pocos influencias que sigue viva aun.
Porque aun compro sus discos, claro.
A partir de
ahí cambié completamente, me di cuenta que salvo Manson, no había ningún hombre
que me llamara la atención en el ámbito musical. Si, me encantaba “Guns and
Roses” pero no me influía, solo me permitía hablar con mis profesores de música
sin parecer una adolescente idiota.
Entonces
apareció una mujer. Una mujer, que hoy en día sigue siendo mi mejor amiga. Una
mujer que habla de amor, y que sorprendentemente me encanta. Hablo de Jane
Austen.
Jane Austen
apareció de golpe. Sin anestesia y de manera ruidosa.
Un día puse
la tele y sin darme cuenta de que estaba el sonido excesivamente alto y ahí
apareció. Un documental sobre esta escritora. No lo vi. Pero me encanto el
nombre Jane par mi futuro relato.
No me di
cuenta pero eso se quedó en mi menta por lo que cuando me tropecé en una tienda
con “Orgullo y prejuicio” lo compré sin si quiera leerme la sinopsis, y ¡ay dios
mio!
Amo ese
libro. Es mi favorito y a día de hoy tengo tres ejemplares de esa novela porque
después de tanta tiempo aun me hace reír y gemir.
Jane me
mostró a Elizabeth Bennet, una mujer lista, risueña, no demasiado guapa,
inteligente, divertida, capad de ridiculizar a la sociedad pero consciente de
que debe adaptarse a ella.
Me mostró la
importancia de los valores personales y de como bajo ningún concepto debemos
dejar se nos aplaque.
Encontré el
amor por las tertulias y desde entonces estoy en busca de un grupo donde poder
hablar y compartir opiniones de manera mordaz y elegante.
Oh, jane…
como te amo. Cada vez que me deprimo corro a mi estantería y me rio un rato con
mi mejor amiga.
Eso me
marcó. En todos los sentidos, porque al igual que Avril Lavigne me enseño como
las madres no quieren que se vistan, Jane Austen me mostró la elegancia del
blanco, los pliegues y los abanicos.
Marilyn
Manson estaría decepcionado si me conociera. No soy su prototipo de fan.
A partir de
Jane Austen se abrió la veda. Tenía 15 años y me daba cuenta de que me había
saltado el paso de adolescente a adulto pues no había leído nada juvenil. Pero
me daba igual.
Empecé a
devorar libros, a acumularlos. Decidió ser escritora cuando leí Peter Pan pero
con Stephen King me reafirme dispuesta a ser la reina del terror, pero luego
llegó Virginia Wolf y descubrí que lo mejor se me daba era el drama y de
repente, saltó Ana Maria Matute y me enseño la fantasía épica, y pensaba que se
me daba bien pero en mi interior seria siendo la “goupie” de King y quería ser
como él.
Era una niña
solitaria que no prestaba atención a las clases pues se las pasaba leyendo y
definiendo su estilo como escritora.
Aunque todo
cambió cuando descubrí el erotismo.
Y fue algo
vergonzoso. Todas las novelas que había leído ahora eran demasiado series para
tratar el sexo de manera explícita. La gente se acostaba las unas con el otro
si, pero era algo que hacía en una sola frase, no en una recreación de tres
páginas.
“¿Qué haría
Jane Austen?” solo era una novela de esas que compras de manera consumista,
osea, solo porque el nombre de mi mejor amiga estaba en la portada.
Era
divertida, insulsa y cuando descubrí que tenía escenas de sexo me la ventilé en
un día. Que vergüenza.
Pero así
emprendí mi andadura por el mundo erótico y descubrí que todo estaba lleno de
erotismo. TODO
Enciendes la
tele y PUM. Navegas por internet y PUM. Ves una serie y PUM PUM PUM
Yo ni si
quiera sabía masturbarme y descubrí la excitación literaria.
Y por si
alguien lo pregunta, si, hice mis pinitos en los relatos eróticos. No
pregunteis.
Cuando me di
cuenta de que estaba malgastando mi tiempo leyendo escenas en la hierba, paja,
cocina, baldosines, moqueta y demás (camas no, eso era demasiado previsible),
en vez de leer cosas que mi hicieran inteligente.
Por eso me
metí en internet y busque autores y novelas adultas. Hice una lista pero a día
de hoy no la he terminado, por la sencillas razón de que me topé con un
tiparraco que se llama Charles Bukowski.
Charles es
mi héroe. ¿Por qué? Porque no escribe bien. No le pone interés y habla de cosas
sucias, guarras, sin sentido y tremendamente mordaces. Es depresivo y mal
hablado. Un alcohólico redomado al que le encanta el sexo y no le da miedo
admitirlo.
Encontré mi
estilo gracias a él. Porque me di cuenta
de que para escribir no hace falta una prosa elegante y perfecta, si no una
historia clara. Concisa. Dolorosa. Y sobretodo que te haga sentir algo.
De él
también he heredado la molesta costumbre de los puntos. Puntos en una frase
seguida.
El guió mi
adolescencia discutiendo y peleando con Jane por mi custodia, compitiendo entre
ambos por ver quién sería el más influyente.
Ambos lo
son. Mi mejor amiga y mi maestro.
Al mismo
tiempo, y sin darme cuenta, estaba mamando del feminismo más sutil y perfecto.
Leía sobre
Virginia Woolf, una mujer que se equiparaba con los hombres en inteligencia y
talento, hasta el punto de disfrazarse como si fuera un príncipe etíope junto
con otros escritores y poetas para poner en ridículos a la armada británica.
Bebía de
Jane Austen que renunció a casarse y a seguir su vida como la típica mujer y
convertirse en la escritora más influyente de la historia.
Pero no solo
de autoras me servía, desde el personajes de Ardid en “Olvidado rey Gudú”, una
niña pobre pero inteligente que llegó a convertirse en reina, hasta una
adolescente asustada llamada Cath, escritora de fanfiction que encuentra su voz
a partir de golpes y desvelos en “Fangirl”
Por supuesto
las influencias no acaban ahí. Aun soy joven y hermosa. Estoy preparada para
recibir ataques de información por todos lados y ahora más que nunca cosas que
recaigan en el feminismo.
Sobretodo
después de leer a la que a día de hoy es mi dios y mi inspiración constante: Caitlin
Moran. Su forma de decir las cosas, su manera descuidada de tratar temas
importantes me conmueve. Porque la vida misma es así. Además que ha sido la
culpable de que yo defienda mis ideales feministas a bombo y platillo Ahora que se lo que es y que entiendo que cuando me
lo llaman no es un insulto.
Espero con
ansia esas influencias y esas voces de mujeres que me definan aun más como soy.
JC
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