Busqué un
libro suave, fácil de leer, un poco divertido y sobretodo que no me hiciera
pensar.
Por eso
elegí este libro con dos novelas per amor para época de exámenes.
Pero patiné
como Tambor en el hielo….
No tenía
sentido alguno. La historia era sencilla; una apuesta entre dos caballeros para
ver si uno era capaz de conquistar a la hija del astrologo, una devota e
inteligente muchacha que había jurado no casarse nunca.
Pintaba bien.
Pero de verdad que cuando empezó y las escenas sin sentido comenzaron yo ya no
sabía por donde cogerlo.
Para empezar
los personajes son parodias que ni si quiera hacen gracia. El narrador te los
presenta de una forma, te va dando indicaciones para que te hagas un idea de cómo
son y porqué y de repente aparece un dialogo y todo se cae abajo.
Hablan por
hablar, sin sentido alguno y desmontando todo lo que en un principio tú
pensabas de él. No llegas a conocerlos, ni profundizar y desde luego mucho
menos a hempatizar.
Sin saber
muy bien como pasa resulta que el emborro inicial da unas vueltas de campana
con unos giros argumentales absurdos y te encuentras con la terrible sensación
de que dos personas con ideas muy distintas escribieron el libro.
Los personajes
se aman, se odian, se enfrentan pero todo es tan falso que ni me altera. No me
inmuto cuando Londres estalla en llamas porque tan pronto el personaje
masculino está salvando un bebé como está llamando fulana al amor de su vida.
Lo que
quería ser una lectura ligera se convirtió en un suplicio de 300 hojas.
Pero luego
vamos al siguiente libro, “La protegida del duque”
La historia,
de nuevo, simple a más no poder; una huérfana que busca asilo en sus parientes
lejanos y descubre que tiene que irse a vivir con un duque guapo y perfecto,
fíjate tú que contrariedad.
Pero era
divertido, animado, me daban ganas de leer, por fin. Comencé a ver atisbos de
picardía y jugueteo.
Me creía lo
que estaba leyendo porque tenía sentido. Los personajes interactuaban entre
ellos con normalidad, las escenas tenían una coherencia admirable y no era enrevesado.
Parecía que
me estaba redimiendo de la anterior lectura hasta que la acción se dio contra una
pared de hormigón.
De golpe las
peleas se volvieron repetitivas, la trama se en revesó hasta perder sentido y
me dio la sensación de que la autora no sabía cómo enlazar el inicio de su
novela con el final.
El duque se
volvió idiota y cansino y ya no me apetecía seguir escuchado cuanto amaba a su
adorada sobrina pero que ojala se fuera a tomar vientos.
Perdió todo
lo que había creado y me decepcionó enormemente.
Para concluir
mi doble reseña me gustaría darles unos consejos a estas dos autoras
Querida Paula
Marshall:
Si te tomas
la molestia de crear un personaje femenino, fuerte e independiente; que no se
te olvide hacerla un poco más avispada. No digo que la hija del astrologo no
fuera lista pero un poco imbécil sí que era.
Querida Mary
Nichols:
No pasa nada
si no eres capaz de enlazar la historia. Relaaaaaaajate. Para de escribir y
vuelve a ello en un par de días. No hay nada de malo en abandonar la novela el
tiempo suficiente como para retomarla con más fuerza.
Pero Mary,
cielo, no vuelvas a estropear un personaje carismático con la excusa del amor.
JC
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