lunes, 30 de noviembre de 2015

Una novela en un mes, día 30





Se acabó. Ya no hay más que hacer. Hoy es mi último día en el cielo de los escritores a toda velocidad. Y para celebrarlo me gustaría regalaros un fragmento de lo que he escrito.


-Todo el mundo sabe, que el aula de castigo no sirve para nada-dijo Charles entrando en la clase y sentándose en primera fila.
Era un reto sentarse tan cerca de la profesora, quería demostrarle que él no era un niñato, era un joven capaz de enfrentar una discusión sin alterarse.
-¿Sabes qué Baudelaire?-empezó la profesora mientras se acercaba a él-Tienes mucha razón, este sitio es una pérdida de tiempo y en este instituto no podemos permitirnos que nuestros alumnos se pasen una hora mirando las musarañas.
-Hable por usted, a mi esta clase me viene muy bien para…reflexionar-dijo el chico del fondo haciendo reír a todos sus compañeros menos a la única alumna femenina de la sala
-Eso es muy sabio Bukowski pero, ¿por qué no llevarlo más allá?-respondió la profesora y se alejó para sacar unos papales-Según lo que tengo escrito todos los que estáis aquí tenéis para un mes de castigo, tiempo suficiente para realizar un trabajo en grupo.
Los quejidos generalizados no tardaron en hacerse notar y a Baudelaire le cayeron algunos insultos que no apaciguaron su enfado ya creciente.
-No es justo, esta clase ni si quiera tiene nota-dijo Charles Baudelaire y la profesora sonrió ampliamente.
-Os propongo un trato, si hacéis este trabajo y me lo entregáis a tiempo os prometo que jamás tendréis que volver al aula de castigo. Hagáis lo que hagáis.
El silencio de la clase dio la razón a la profesora que fue apuntando los nombres de todos en una hoja.
-El tema será libre, expandir vuestras mentes y trabajar en equipo para lograr objetivos más altos de los que solo nunca hubierais sido capaces.
Entonces la única alumna femenina alzo la mano y cuando le dieron permiso hablo con dureza:
-¿Podría hacer el trabajo sola? Tengo un nivel mucho más avanzado que todos estos y haría mucho mejor trabajo si estuviera sola.
-Solitaria, solterona, tienes que aprender a socializar guapa-le contestó Baudelaire con un bufido.
-Estoy aquí por error, lo que significa que no tengo intención de…socializar con ninguno de vosotros.-dijo la chica con firmeza.
-Oye, yo también estoy aquí por error. Te aseguro que tengo tan buenas notas como las tuyas- entró Bukowski a la conversación y la chica le miró con unos profundo y oscuros ojos
-Permíteme que lo dude, tu falta de modales tiene que ser equiparable a tus actitudes, no has parado de rascarte los sobacos desde que te has sentado-contesto y esto hizo que el chico dejara de hacer lo mismo con un bufido acompañado de unas risas.
-Ya está bien Brontë, el trabajo se hará en grupos, es más, creo que yo misma los haré-dijo mientras todos se tensaban en sus sillas con temor lo que hizo sonreir a la profesora- Charles, Charles y Charlotte irán juntos-dictaminó y los tres se miraron con una mezcla de desprecio, miedo y asco.
-Lo ha hecho a propósito-dijo Charlotte levantándose de su silla.
-Por supuesto que lo he hecho a propósito. Piensa en esto, si haces un trabajo con ellos mejoraras tus actitudes sociales tales como la educación y el compañerismo. Charles Baudelaire aprenderá que no es el mejor en todo y que debe morderse la lengua dos de cada tres veces que habla y para Charles Bukowski será todo un reto aprender displina, constancia y saber estar. Todos podéis influir en todos.-explicó con suavidad mientras iba formando los otros grupos.-Y quién sabe, a lo mejor entre los tres podéis crear una obra maestra de la literatura contemporánea.
Los tres se quedaron mirando fijamente, evaluándose mutuamente hasta que se sentaron juntos en un mesa.
Charlotte sacó bolis y papel con rudeza y dijo:
-Yo no escribo poesía.
-Ni yo novelas-contesto Baudelaire.
Entonces Bukowski alzó los brazos como un oso perezoso.
-Pues yo escribo ambas cosas asique seré la bisagra. Qué bien.-dijo sin entusiamos-Vamos Brontë, quita esa cara de asco, hoy me he duchado. Y tú Charles, amigo…
-No soy tu amigo.
-Lo que sea, pero me gustaría que dejaras de mirar a Brontë de esa forma, no va a moderte.
-No prometo nada-dijo Charlotte que sacaba su libro de literatura
Ambos Charles sonrieron mientras la observaban y acabaron arrimando sus sillas a la mesa para ver el libro.



JC Luna

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